Insólito es poco para denunciar la tremenda
osadía de llevar a cabo la transformación de
este bello faro, en un hotel de dos habitaciones.
Una isla de tanta belleza, y tan querida por los
ribadenses de antaño , que disfrutaban tanto
de su paseíllo hasta la isla, a la que admiraban,
tanto con el mar en calma, como cuando las ma
rejadas y los vendavales arreciaban y levanta-las bandadas de gaviotas que llenaban el aire
con el sonido de sus chillidos y el aletear de
sus alas tapizando el cielo de Ribadeo.
Mi recuerdo para aquellos que han amado más
que yo , la ISLA PANCHA.
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