La belleza del mar, todo lo que le rodea, la riqueza que guarda, el consuelo
que nos brinda, hay pocas cosas con las que se le pueda
comparar
Hace once años una terrible catástrofe
Tiñó nuestras playas y costas de negro.
La solaridad del pueblo gallego y de toda España, ha sido más grande que la propia catástrofe. Gentes de todos los puntos, de todas las comunidades , han venido a Galicia
y con una perfecta coordinación han tenido la valentía y el arrojo de limpiar con sus propias
manos aquella mancha completamente negra
e irrespirable.
Los daños causados por lo que se llamó
" LA MAREA NEGRA"
fueron cuantiosos. Así, con la misma paciencia,
los gallegos asumimos hoy con tristeza que no ha sido
culpa de nadie.
Todo fué muy triste, pero la muerte de Man es una nota muy grande de dolor que hay que añadir a toda esta trajedia. Man, el amigo de todos, el anacoreta, el que había hecho su "casa"
casi dentro del mar, y más tarde un museo, era un alemán que llevaba años viviendo en ese lugar
y sin esperar más se ha ido con la MAREA NEGRA. Triste destino el suyo. Sólo el mar fue capaz de romperle el corazón.
